Hoy comentamos el último ensayo de Jorge Wagensberg (Barcelona, 1948), Doctor en Físicas, profesor de la Universidad de Barcelona, investigador, museólogo, escritor y divulgador científico. Seguro que has leído alguno de sus inspiradores artículos en el diario El País, que viene publicando desde 1986.Teoría de la creatividad. Eclosión, gloria y miseria de las ideas. Barcelona, 2016. Ed. Tusquets, no es un manual de consejos para aumentar la capacidad creativa del lector, como podría sugerir el título. Tampoco se encontrará en él la fórmula mágica de la pócima de la creatividad. Ni siquiera es una Teoría de la Creatividad que funcione como bibliografía para una asignatura universitaria. Es un libro que nos descubre cómo nacen y se van abriendo paso las grandes ideas que han cambiado el mundo desde el principio de los tiempos. Nada que ver con comunicación o publicidad, aparentemente. Aunque la importancia que tiene el lenguaje –sobre todo el lenguaje simbólico– en la evolución de la especie humana es capital para el autor. De hecho, una de las ideas que considera más brillantes para comprender la realidad es el alfabeto. Wagensberg, como gran investigador, ordena y clasifica muy bien su pensamiento. Divide las ideas en cuatro grandes familias, atendiendo a la relación del sujeto con el entorno: ideas para pensar el mundo (el lenguaje, la filosofía o las artes), ideas para comprender el mundo (las ciencias, el método científico), ideas para cambiar el mundo (la técnica y tecnología) y las ideas para vivir en el mundo (las leyes, la ética).

¿Y cómo se abren paso las ideas? El autor cita decenas de brillantes ejemplos de la historia del pensamiento científico, las artes y el conocimiento en general para mostrar que una buena idea surge a partir de la observación y como consecuencia de la experiencia. Son necesarias, igualmente, una dosis de perseverancia y ganas de romper con lo establecido para alcanzarlas. Probablemente, sin estas actitudes la intuición necesaria para que ocurra la revelación de una buena idea, ese «chispazo en el intelecto», nunca llegue a producirse. Hay ideas que surgen a partir de otras ideas. Por combinación, extensión o analogía. El inventor del bolígrafo, por ejemplo, miraba a unos niños jugar a las canicas y cómo éstas marcaban la trayectoria al pasar por un charco. ¡Eureka!

También pueden surgir como mezcla de ideas antiguas. Como muchas creaciones en gastronomía, música, pitura, cine, moda, diseño o arquitectura. También nos avisa de que la creatividad tiene un enemigo: la mediocridad. Y que, a veces, las ideas surgen demasiado pronto para el zeitgeist (espíritu de los tiempos, en alemán). Que se lo digan sino a Copérnico o a Galileo o a tantos y tantos creadores que vieron truncados sus descubrimientos, ideas o creaciones (cuando no sus carreras o sus vidas) por ser demasiado avanzados para la época. Pero tan importante es tener una idea como comunicarla y convencer de su importancia a los demás. Y es que «las buenas ideas siempre culminan con una explicación brillante»